miércoles, 25 de diciembre de 2013

Amores que se pueden prolongar toda la vida.

Llegar a casa y no encontrarte durmiendo en la cama es lo más duro que puede pasarme.
Eso y que no me acompañases esta noche.
Y lo besos.
¿Quién se puede olvidar de los besos?

Maldigo a quien se llevó los "te amo"
pero me conformo con que estés. (Mentira).

Sigo dejando espacio en mi colchón por si decides aparecer
con la sonrisa guiada por el hueco entre los dientes.

Te espero, con Suzanne de fondo.

Así, día tras día
sin nada más que pedirle a la vida.





martes, 17 de diciembre de 2013

La vida es eso que pasa mientras recuerdo tu mirada

"A veces miro tus ojos, los miro fijamente... intento penetrar en lo profundo, intento descubrir algo, algo que no me dicen tus palabras, las palabras que no demuestran tus gestos... lo intento, sí, pero no lo encuentro.
Un fugaz brillo de tus ojos, esos ojos color de miel, esos ojos que a mí me saben a hiel, un brillo chispeante al mirarme... intento encontrarlo, sí, pero no lo encuentro. Ese brillo que rebosa en mis ojos, que se derrama, que chorrea... Ese brillo que me ciega, que niega todo lo que hay a mi alrededor, que hace que todo sea un vacío, un vacío que de ti se llena. 
Mire a donde mire solo te veo a ti. Detrás de mí como mi sombra, como la sombra de la muerte negra, negra como mi suerte. Sobre mis hombros pesas quintales, como un saco de leña, de leña que arde, que arde como mi sangre.
He querido escaparme, he querido olvidarte... Por momentos lo he conseguido, pero luego, más fuerte se arraiga tu recuerdo. Se arraiga como el olivo al suelo, y su fruto es amargo, amargo como mi boca cuando recuerdo tus besos.
Pero a veces lo siento, siento eso que busco en tus ojos. O creo que lo siento, no lo sé.
Y se me inunda el alma de gloria.
Sí, a veces creo que tus manos me buscan, y se rozan los dedos. Mas no es una caricia, no, es un calambre. Un calambre que hace que se aparten, pero un calambre que despierta cada nervio de mi carne, cada poro de mi piel. Y tú lo sabes, lo sabes porque también lo sientes. O eso creo yo, no lo sé.
Quieres besarme, veo el deseo, tal vez lo imagine, tal vez no sea cierto, pero yo lo siento. Tu aliento ahogándose en mi aliento, y no es tierno, no, es hambriento. Es un beso hambriento de boca, de labios, de besos. Es un beso hambriento de cuerpo y de alma.
Puede que sea un sueño, puede que sea una mentira, pero me siento la mujer más rica del universo.
Contigo.
Y no quiero nada, que me lo quiten todo. Que del amor no se vive, dicen, pero yo me muero sin amor.
Que me lo quiten todo, que nada me sirve. Que me lo quiten todo, menos mi corazón, que no me lo quiten que te llevo dentro, que contigo en mi corazón yo todo lo tengo.
Y no vale nada, lo sé, pero me quitan la vida y, el ataúd bajo la tierra es lo que me queda. Y ni aún así consiguen que no te quiera".


Ana Rodríguez

lunes, 16 de diciembre de 2013

Tardes que se curan con aguardiente

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.


Amor, de tarde - Mario Benedetti

domingo, 15 de diciembre de 2013

Yo no quise que el mundo doliera, pero duele

Hay ya demasiada gente que me toma por tonta. No vais a ser los primeros ni los últimos, pero oye, podéis seguir disfrutando.
Total, yo ya estoy rota.


martes, 3 de diciembre de 2013

Yo y mi cara de idiota nos volvemos a quedar sin más compañía.

Lo peor del amor cuando termina
son las habitaciones ventiladas,
el solo de pijamas con sordina,
la adrenalina en camas separadas.

Lo malo del después son los despojos
que embalsaman los pájaros del sueño,
los móviles que insultan con los ojos,
el sístole sin diástole ni dueño.

Lo atroz es no querer saber quién eres,
agua pasada, tierra quemada,
que de igual esperarte o que me esperes,
que no seas tú entre todas las mujeres,
que la cuenta está saldada.

Las canciones de amor que no quisiste
andan rodando ya por las aceras,
las tocan las orquestas de los tristes
pa que baile don nadie con cualquiera.

Las maletas que llegan sin tu ropa
giran perdidas por los aeropuertos,
la pasión cuando pasa es una copa
de sangre desangrada en el mar muerto.

Remendar las virtudes veniales,
condenar a galeras los archivos,
cuando al punto final de los finales
no le siguen dos puntos suspensivos.

Peor es no saber quién eres,
agua pasada, tierra quemada,
que de igual esperarte o que me esperes,
que no seas tú entre todas las mujeres,
que la cuenta esté saldada.

Agua pasada - Joaquín Sabina