domingo, 20 de enero de 2013

Capítulo XIV

-Te aseguro que van a decir maravillas de ti en esta ciudad.
-Ojalá me criticaran aún más. Se sentirán tan avergonzados, después...
-¿Cuándo? ¿Después de qué?
-Cuando sepan que vamos a casarnos.
-¿Nos vamos a casar?
-Claro.
-¿Cuándo?
-Ahora.
-En domingo no.
-¿Por qué?
-Porque no. Es una estupidez. Tus padres no querrán.
-Y a mí qué me importa.
-No tengo dinero.
-El suficiente para dos.
-Pero si ni a mí solo me alcanza...
-Mis padres me darán.
-No lo creo. Tus padres no me conocen. Y tú tampoco me conoces, además.
-Sí que te conozco. Puedo describirte de memoria de pies a cabeza.
-Hay muchas mujeres que podrían describirme así.
-Me da igual. Ya no podrán hacerlo, a partir de ahora.
-Pero si no sabes nada de mí...
-No sabía nada de ti.
-Y no es que ahora sepas más.
-Entonces, cuéntame cómo eres.
-Después de todo, no veo cómo podría evitar que te casaras conmigo si no es yéndome. Y no tengo ganas de irme.


Escupiré sobre vuestra tumba - Boris Vian

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