viernes, 29 de marzo de 2013

Días azules


Me está costando la misma vida cambiar el enfoque, ¿sabes? 
Te quiero hasta doler, no sé si me explico. Es como el dormir hasta doler: llevas toda la  semana madrugando y llega el día libre y lo que más deseas por encima de todo no es hacer la compra o salir con los amigos; es dormir. Y resulta que lo haces. Y resulta que te tiras doce o catorce horas en la cama y tu espalda te insulta por destrozarla de esa manera y te llevas todo el día quejándote porque te duelen todos los huesos. Pero luego, a la noche, vuelves a tu cama, te acurrucas en ella y vuelves a dormir, y durante el resto de la semana no te acuerdas de lo mal que te levantaste el día libre, solo en que tienes tanto sueño acumulado que estás deseando descansar en el trabajo para dormir doce o catorce  horas seguidas.
Contigo pasa algo muy parecido, solo tienes que verle el símil.

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